Guía de urgencias y primeros auxilios en caballos

Que hacer ante un accidente o emergencia

Autor:Néstor Imberti Fecha: 26/09/2024

La respuesta mas directa a esta pregunta es muy simple:

Llamar a tu veterinario.

Para lograrlo deberás:

Sin embargo, no siempre es posible conseguir ayuda de inmediato, sea por las distancias o por el momento en el que se da la emergencia.

Como es imposible saber cuándo ocurrirá algo, es sumamente importante estar preparado para responder.

Esta guía te dará las herramientas para que puedas actuar rápidamente, ganando tiempo hasta que un veterinario pueda resolver el problema.

Pero empecemos por el principio

El primer paso para saber que algo está mal con tu caballo es tener claro cuál es su estado normal.

Para esto, deberías monitorear a tu caballo a diario, o con la frecuencia que sea posible.

Caballo Ampascachi

¿Qué debo controlar?

Temperamento y comportamiento: Observa el temperamento de tu caballo y mantente atento a los cambios. Por ejemplo, si tu caballo habitualmente es activo y retozón, una actitud apática o desinteresada puede ser una señal de alerta.

En su comportamiento también encontrarás señales que pueden indicar una emergencia veterinaria.

Por ejemplo, si tu caballo patea el suelo, lleva su hocico hacia el abdomen, suda mucho o se revuelca repetidamente, podrías estar ante un cólico y debes buscar atención veterinaria de inmediato.

Piel: El acicalamiento frecuente de tu caballo te permite conocer su estado normal y detectar rápidamente cualquier cambio, que pueda ser señal de algún problema, como inflamación, heridas, bultos o zonas calientes.

Sonidos gastrointestinales: el estómago y los intestinos de tu caballo deberían sonar. Si acercas un estetoscopio (o tu oído) a la pared abdominal, detrás de la última costilla y debajo de la protuberancia de la cadera, deberías escuchar gorgoteos y ruidos sordos. Intenta esta maniobra de ambos lados para identificar los ruidos normales de tu caballo. La ausencia de sonidos intestinales puede ser un indicador de cólico y requiere de asistencia veterinaria a la brevedad.

Hidratación: La forma más precisa de determinar si tu caballo esta correctamente hidratado es el tiempo de relleno capilar. Comienza por observar las membranas mucosas de su boca, que deben estar húmedas y rosadas. Presiona firmemente tu dedo contra sus encías y suéltalo. Si la zona no vuelve a un color rosa en uno o dos segundos, tu caballo podría estar deshidratado o tener problemas circulatorios.

Signos vitales: Medir su temperatura, frecuencia cardíaca y respiración te ayudará a identificar los valores normales de tu caballo y advertir rápidamente alguna anomalía o cambio repentino.

Un caballo sano y en reposo, debería tener una temperatura entre 37-38 ° C. La temperatura normalmente en los caballos se toma con un termómetro veterinario en el recto del caballo.

Es importante que el termómetro permanezca colocado el tiempo necesario para dar una lectura confiable. Este tiempo no debería ser inferior a 2 o 3 minutos.

Si no dispones de un termómetro, las orejas de tu caballo pueden ser un buen indicador. En general si encuentras que las orejas están calientes, es señal de algún problema y si sus orejas están frías, sabrás que no tiene fiebre.

El monitoreo frecuente te permitirá conocer la temperatura habitual e identificar rápidamente cualquier modificación.

La frecuencia cardíaca se ve reflejada en el pulso, y si bien los veterinarios suelen medirlo usando un estetoscopio, podrás hacerlo manualmente con un poco de práctica.

Si bien el pulso puede medirse en cualquier gran arteria, la más sencilla de ubicar es la arteria facial, en la parte inferior de la mandíbula.

Apoya dos o tres dedos (no el pulgar, que tiene pulso propio) en la unión entre la mejilla y la mandíbula. Allí encontrarás la arteria, que se siente como un cordón, donde cruza el hueso.

Presiona un poco más fuerte con el índice, para amplificar el pulso y más suave con los demás.

Cuenta las pulsaciones a lo largo de 30 segundos. Ese número, multiplicado por dos, te dará las PPM o pulsaciones por minuto.

Esas pulsaciones deben ser fuertes, regulares y constantes y, si bien la frecuencia es variable de acuerdo a la edad y el entrenamiento de tu caballo, hay ciertos valores deseables.

Un caballo en buena condición física debería tener 70 PPM, a los diez minutos de detener el ejercicio intenso y menos de 60 PPM, después de diez minutos de ejercicio moderado.

Un adulto, en reposo, tendrá una frecuencia promedio de entre 30 y 40 PPM en reposo y alcanzará los 120-150 latidos después de una actividad intensa.

Mientras que un potro recién nacido podrá tener de 70 a 90 y un caballo mayor variará entre las 35 y 45 PPM.

Los cambios en estos valores pueden ser indicadores de estrés y enfermedades.

Si tu caballo tiene una frecuencia superior a los 80 PPM en reposo, puede ser signo de deshidratación, cólicos, problemas cardiacos o pulmonares, e inclusive infecciones.

Por otra parte, las frecuencias muy bajas, por debajo de 20 pulsaciones, pueden indicar hipotermia, enfermedades cardiacas o estados circulatorios severos.

Con respecto a la respiración, el ritmo normal de un caballo adulto en reposo, es de 8 a 14 respiraciones por minuto.

Para contarlas puedes simplemente observar sus fosas nasales o el movimiento de su costado hacia adentro y afuera y cuenta cada respiración como el proceso completo de inhalar y exhalar.(No coloques tu mano cerca de la nariz, solo observa.)

Por supuesto que estos valores se modificarán si tu caballo camina o ejercita, pero controlándolos con frecuencia podrás advertir rápidamente cuando el rango salga de la normalidad.

Este conjunto de indicadores conforma una herramienta básica de monitoreo y diagnóstico y son el primer paso para disparar una alerta. Pero hay emergencias comunes que se identifican a simple vista, como las heridas.

Como actuar ante un caballo herido

Los mecanismos de alarma y huida que rigen el comportamiento equino, muchas veces determinan que sufran heridas al golpearse contra estructuras, vallas u objetos naturales.

Las heridas simples pueden ser atendidas sin ayuda de un profesional, pero las graves deben ser tratadas por un veterinario.

Antes lo básico: ¿Qué es una herida?

Es una lesión, que puede o no dejar el tejido expuesto.

Identificar el tipo de herida te puede resultar útil para tomar decisiones.

Las heridas cortantes son producidas por superficies con un filo marcado, por lo que tienen bordes limpios y definidos. De acuerdo a su profundidad pueden afectar solo la piel o también músculos, tendones y nervios, produciendo diferentes intensidades de sangrado.

Las heridas punzantes suelen producirse por clavos, grandes espinas e inclusive mordeduras. Si bien en general no presentan una gran superficie, pueden ser bastante peligrosas, ya que es difícil estimar su profundidad y pueden infectarse con facilidad por el ingreso de bacterias en las capas mas profundas. Por esta razón son heridas que debería tratar un veterinario.

Una de las heridas más comunes en caballos son las laceraciones, que de producen por objetos filosos de bordes irregulares (como alambre o latas) que desgarran el tejido, produciendo una lesión de bordes irregulares y frecuentemente contaminada por restos de la superficie de impacto.

Una forma grave de las laceraciones son las avulsiones, donde una parte del tejido se arranca completamente y puede existir daño en tendones y huesos. La zona mas común de avulsiones son los corvejones y la caña de las extremidades.

En estas heridas el lavado y la extracción de fragmentos contaminantes, son fundamentales.

Las raspaduras y abrasiones son lesiones superficiales que pueden producirse por roces con la montura o raspones. Si bien sangran poco, suelen producir ardor y molestias.

Por considerarlas menores muchas veces se les resta importancia, pero se pueden infectar con facilidad si no son correctamente higienizadas y tratadas.

Las heridas contusas, son el resultado de un golpe y si bien muchas veces no sangran, es común que presenten dolor e inflamación. Las heridas contusas más graves pueden generar hemorragias internas, por lo que es importante una atención veterinaria rápida.

Una vez identificado el tipo y la gravedad de la herida, debes solicitar atención veterinaria sin demora en estos casos:

  • La herida está muy contaminada con suciedad, fragmentos productos del contacto o residuos.
  • Hay hemorragia abundante
  • Tu caballo cojea o tiene dificultad de movimiento.
  • La piel esta completamente cortada o la herida afecta tejidos profundos.

En el caso de que se trate de una lesión que puedes manejar tú, hay varias recomendaciones a tener en cuenta.

Pero, cuidado, antes de tomar cualquier acción, esto es muy importante:

Si tu caballo está muy dolorido, nervioso o ha sufrido un traumatismo serio, puede reaccionar de manera peligrosa.

Por lo tanto, si no estas familiarizado con las técnicas básicas para sujetar a un caballo en esas condiciones, no deberías aplicar los primeros auxilios, ya que ambos pueden sufrir consecuencias no deseadas.

Si cuentas con ayuda y pueden proceder con seguridad, deberías tener en cuenta estas recomendaciones.

  • Mantén la calma y no actúes precipitadamente.
  • Lava tus manos cuidadosamente y colócate guantes de látex.
  • Revisa si en la herida quedó algún fragmento a la vista de lo que causó el accidente o algún objeto extraño como hojas, insectos, etc. Si encuentras algo intenta extraerlo, preferentemente con pinzas limpias.
  • Si la herida es reciente y el animal lo permite, puedes reducir la contaminación de la herida usando solución estéril o agua con jabón antiséptico para equinos y luego aclarando con agua directamente de la manguera. El agua fría colabora a la contracción de los vasos sanguíneos, reduciendo la hemorragia.
  • Si la herida no es reciente y se observa suciedad, limpiarla con agua y una pequeña concentración de antiséptico (Povidona iodada al 0,001%, para evitar daño en tejidos). Esto debe hacerse con suavidad, sin fregar la herida, preferentemente usando una jeringa.
  • En el caso de heridas pequeñas o raspaduras, puedes colocar un antiséptico en la concentración antes recomendada y dejar secar (Cuidado, puede provocar una reacción en tu caballo)
  • Si la lesión es mayor, debería tratarla solo un veterinario. Pero, si por alguna razón no puede llegar hasta donde estas, luego de higienizar la herida puedes colocar una pomada antiséptica y antibacteriana sobre gasas estériles y aplicarlas sobre la herida. Para sostener la gasa, coloca una venda elástica sin apretarla ni estirar.
  • Si tu caballo tiene una hemorragia importante, procura mantenerlo hidratado y en lo posible sin moverse, mientras llega el veterinario para asistirlo como corresponde.

Por menor que sea la lesión, necesitarás varios elementos para tratarla. Entonces…

¿Qué debería tener mi botiquín de primeros auxilios?

La lista podría ser infinita, pero pensando en las situaciones más comunes, un botiquín básico debería contener al menos:

  • Guantes desechables (Mantén varios pares y cámbialos si atiendes distintas heridas)
  • Tijeras de punta redonda
  • Termómetro equino (y vaselina pura neutra para usarlo)
  • Solución estéril para limpiar heridas.
  • Solución iodada (povidona iodada) o clorhexidina para desinfectar (Atención a las concentraciones, siempre en baja cantidad para no dañar los tejidos ni dificultar la recuperación).
  • Gasas y vendas estériles
  • Cintas (esparadrapo) y vendajes adhesivos.
  • Bandas elásticas para torniquetes
  • Pomada antibiótica.
  • Antiinflamatorios de uso interno y externo (¡Cuidado! Solo debes administrarlos bajo prescripción veterinaria).
  • Inyectable para intervenir en caso de cólicos. Inyectable debe ser un preparado farmacéutico cuyo principio activo sea, la meglumina de flunixin, droga que posee acción analgésica, antiinflamatoria, antipirética, no esteroide y no narcótica, con una actividad 4 veces más potente que la fenilbutazona en equinos.

Revisa periódicamente tu botiquín y asegúrate de que todos los productos se encuentren en buen estado y dentro de la fecha de validez.

Este caballo tiene barro apelmazado en el pelo alrededor de las cuartillas.  Mantén el pelo ordenado y recortado para evitar infecciones y enredos.

Minutos que cuentan

En una emergencia cada minuto es crítico y puede ser significativo.

Si bien es imposible tener todas las variables controladas y prevenir todos los posibles accidentes, hay algunos puntos que puedes tener en cuenta para minimizar sus consecuencias.

Estos son algunos consejos que pueden ayudar:

  • Asegúrate de que el veterinario de cabecera de tu caballo cuente con atención de emergencias y pídele además el número de otro profesional a quien acudir, en caso de que él no esté disponible.
  • Los números de contacto de los veterinarios deberían estar agendado en tu móvil y también escrito en un lugar visible de tu establo o campo de cría. Por ejemplo, podrías pegar una etiqueta con estos datos en tu botiquín.
  • Ubica el centro de atención equina más cercano, identifica de antemano el camino para llegar y averigua sus días y horarios de atención
  • Si no tienes personal de campo permanente, asegúrate de contar con personas que puedan ayudarte en una emergencia, mientras llega el veterinario o en caso de que debas trasladar a tu caballo.
  • Si posees un remolque, lleva siempre un botiquín de primeros auxilios adicional y deja el otro fijo en el campo.
  • No temas exagerar y ante la duda, llama tu veterinario. Es mejor actuar ante una situación menor a omitir señales que puedan indicar un problema grave.

La ayuda de tu veterinario es imprescindible, pero el conocimiento y la prevención pueden ser los elementos que marquen la diferencia entre un simple susto y un problema de mayor gravedad.


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