Cómo aprenden los caballos (parte I)
Autor: Nestor Imberti Fecha: 10/09/2020
¿Alguna vez te has preguntado por qué responden los caballos a las señales o ayudas del jinete? Caminar al paso, trotar, galopar, saltar una valla...
En esta ocasión queremos mostrarte el arte de educar a los caballos desde nuestra experiencia. Te explicamos cómo enseñamos a nuestros peruanos de paso a seguir cualquiera de nuestras indicaciones.
Introducción a la doma de caballo
Cuando inicias tu práctica de equitación, parece natural que tu caballo comience a avanzar si presionas con las piernas. O que pare cuando tiras de las riendas. Incluso que gire si tiras solo de una.
Pero estas respuestas que parecen tan naturales no son algo innato en el caballo. Alguien tuvo que enseñárselo antes de que te montaras sobre él.
Es importante resaltar que estos movimientos ya están incorporados en la genética del caballo. Forman parte de su conducta. El caballo sabe moverse al paso, al trote o al galope a voluntad. Salta, para y gira por decisión propia.
De hecho, el potrillo recién nacido es capaz de pararse sobre sus extremidades y en un corto espacio de tiempo comienza a caminar al lado de su madre para galopar a su lado si tuviera que huir de algún peligro.
Pero cuando hablamos de educar a un caballo nos referimos a conseguir que ejecute estos movimientos, ya impresos en sus conexiones neuronales, cuando nosotros estamos montados sobre él y le damos una señal determinada.
En otras palabras, condicionar sus movimientos naturales para que los haga cuando le damos una indicación concreta.
Esta acción de ligar una señal con una respuesta del caballo, como caminar, saltar o galopar, es lo que llamamos entrenamiento o doma.
Y cuando decimos que un caballo aprende, nos referimos a que responde a las señales que le damos. Nos comunicamos con él.
¿Cuál es el mejor método para enseñar a un caballo?
Este es un gran tema de discusión desde que el hombre se subió por primera vez a un caballo. La cuestión es muy extensa, ya que el caballo aprende también por habituación.
El hecho de dejarse montar es un claro ejemplo.
Para montarnos en el caballo no le damos ninguna señal específica, sino que ante el intento de subirnos a él, siempre que lo hagamos de una manera determinada, nos soportará sin corcovear o dar una respuesta de huida.
Cuando el hombre comenzó a montar al caballo, el aprendizaje de los caballos se resolvió de formas muy distintas y con diversos resultados.
Por desgracia, prevaleció casi de manera mayoritaria el uso indiscriminado de la violencia. Esta penosa situación se prolonga hasta nuestros días en determinados casos, sobre todo en los domadores del campo.
Sin embargo, otras culturas usaron la observación para tratar de interpretar de qué manera podían familiarizar al caballo con el humano. En su camino detectaron que lo más importante era impedir que el caballo trate de emprender la huida. Esta es la expresión externa de la emoción más fuerte que experimentan estos animales: el miedo.
El caballo ha desarrollado este instinto de huida con gran sensibilidad en su proceso evolutivo, lo cual le ha permitido sobrevivir frente a sus predadores hasta el día de hoy.
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Lo que aporta la ciencia al conocimiento de los caballos
Han existido grandes maestros de la equitación desde Genofontes (450 aC) un militar, historiador y filósofo griego, quien escribió los dos tratados más antiguos y célebres sobre equitación, Hippike y Hipparchikós. En ellos sentó las bases para la doma y el entrenamiento de caballos jóvenes.
Más adelante, entre los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, aparecieron maestros de la talla de Federico Grisone, el Conde Cesare Fiaschi, Giovanni Battista Pignatelli, Antoine de Pluvinel, William Cavendish, François Robinchon de la Guérinière y D’Aurbergne François Baucher.
Y de ellos llegamos hasta nuestros días, donde encontramos domadores hechos en las tareas rurales y otros más conocidos como los susurradores, racionales o naturales.
Pero la pregunta clave sigue siendo la misma:
¿Cuál es la forma correcta de entrenar y domar caballos?
En mi opinión, esta cuestión comenzó a tener respuesta cuando el tema se convirtió en objeto de estudio de la ciencia.
La semilla que daría lugar a la Teoría del aprendizaje aplicada a equinos se fundamentó sobre tres pilares:
- Los estudios realizados por la Etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal como resultado de su proceso evolutivo.
- Los científicos dedicados a investigar los mecanismos de aprendizaje de los caballos y otros animales, domesticados o no por el hombre.
- El surgimiento de las teorías sobre conductismo humano, como las explicadas por Skinner y Watson o los estudios de Pavlov, entre otros.
En la actualidad podemos destacar al Zoólogo Australiano Andrew McLean, a McGreevy quienes junto a muchos otros han contribuido a sentar las bases de los principios científicos que rigen el aprendizaje de los caballos.
Si bien las técnicas de los grandes maestros de la equitación logran entrenar caballos con aplicación, no han logrado crear un cuerpo teórico a partir de sus principios, como sí lo hace la Teoría del Aprendizaje en Equinos.
Esta última permite explicar la complejidad del comportamiento de los caballos de forma que pueda ser transmitida a otras personas.
Además, el trabajo científico que ha puesto las bases para dicha teoría sigue en continuo desarrollo. Es gracias a estos avances que hoy día podemos entrenar y enseñar a nuestros caballos de forma segura y garantizando su bienestar.
En este artículo vas a aprender los fundamentos teóricos principales de una manera muy resumida. Pero si te resulta interesante puedes ampliar la información en el artículo “The application of learning theory in horse training”, publicado por Andrew McLean y Janne Winther Christensen en el Sevier.
También te recomiendo recurrir al ISES (International Society for Equitation Science), donde puedes encontrar los principios y conceptos que la ciencia está aportando al mundo de los caballos gracias a sus congresos anuales.
Mi propia búsqueda para enseñar a los caballos
Existe mucha literatura sobre distintas formas de domar o enseñar a los caballos conocidas como Doma Racional, Doma Natural, Doma India, etc.
Como criador de caballos y fundador de Ampascachi, he estudiado los fundamentos de todas ellas, tanto en libros de varios autores, como asistiendo a cursos impartidos por algunos de ellos.
Debo decir que constituyen un gran avance, ya que ninguna de ellas utiliza métodos violentos.
Pero en mi opinión, tampoco presentan una descripción completa de los mecanismo concretos sobre cómo enseñar a los caballos ni cómo avanzar en el proceso de entrenamiento o doma de un caballo paso a paso.
Esto generaba en mí una gran confusión, hasta que hace algo más de 15 años encontré por casualidad un libro que me abrió la mente y me aportó conceptos muy claros y concretos, basados en evidencias científicas, sobre cómo son los caballos, cómo aprenden y qué puedes enseñarles.
No quiero decir con esto que este libro funcione como las sagradas escrituras, la fuente donde en la antigüedad el hombre encontraba respuestas a todos problemas éticos y existenciales a los que se enfrentaba. Sino que al plantearme el problema con una argumentación muy sólida, me dio la posibilidad de seguir en ese camino de la ciencia para profundizar en el conocimiento sobre el tema.
Casi de forma inmediata decidimos poner estos principios teóricos en práctica desde nuestro criadero de caballos peruanos de paso en Ampascachi.
Para ello desarrollamos un protocolo de doma y entrenamiento sustentado en dichos principios que inmediatamente comenzó a dar resultados. Nos emocionó ver que los caballos aprendían sin necesidad de recurrir a prácticas de dudosa procedencia, promovidas por unos pocos que se jactan de entender la comunicación con los caballos sin poder explicar cómo y por qué lo hacen.
Desde entonces solo dejamos la doma de nuestros caballos a personas formadas por nosotros en los principios y las prácticas derivadas de la Teoría del Aprendizaje, materia que está en continua evolución.
El libro al que me refiero se llama: “La verdad sobre los caballos”.
Confieso que el título me pareció un tanto presuntuoso, ya que en la ciencia la verdad no se alcanza nunca. Solo existe hasta que un nuevo conocimiento la modifica.
Pero fue justo ese título desafiante el que me llevó a comprar el libro.
Su lectura me permitió comprender con claridad, sobre bases apoyadas en la ciencia:
- Cómo es y cómo funciona el cerebro de los caballos.
- Las conductas que le son propias por su evolución como especie.
- Cómo procesan los caballos las conductas aprendidas.
- Cómo aplicar en la práctica estos conceptos para obtener un caballo seguro para el jinete sin desatender el bienestar del animal.
Los principios de la teoría del aprendizaje en el adiestramiento equino
Tal y como hacen los veterinarios, para entrenar caballos es nuestra obligación conocer la evolución, conducta y biología de la especie.
En este gráfico te explicamos de forma esquemática el marco teórico en el que se basan los principios de la Teoría del aprendizaje.
A partir de ellos podremos aplicar una doma y entrenamiento equino apoyados en conocimientos científicamente comprobados.
La teoría de la evolución en el caballo
Charles Robert Darwin, naturalista inglés, postuló en su teoría de la evolución que todas las especies de seres vivos han evolucionado con el tiempo a partir de un antepasado común mediante un proceso denominado selección natural.
La selección natural consiste en la reproducción diferencial de los individuos, según su genética y generalmente como resultado de una ventaja reproductiva respecto al medio ambiente.
Existe selección natural cuando hay diferencias en eficacia biológica entre los individuos de una población. La eficacia biológica puede desglosarse en componentes como la supervivencia, la fertilidad, la fecundidad, etc.
En concreto, los equinos evolucionaron como animales de presa, sociales y herbívoros. Su biología está constituida de acuerdo a estas necesidades. Por lo tanto, tienen integrado el instinto de huida. Tanto es así, que el portillo al nacer se pone de pie, una reacción que le permitirá correr en caso de que aparezca un depredador.
Si reflexionamos sobre este hecho, podemos deducir que existen marcadas diferencias entre el cerebro del hombre y el del caballo, debido a que sus procesos evolutivos fueron muy distintos.
El cerebro del caballo
Si reflexionamos sobre este hecho, podemos deducir que existen marcadas diferencias entre el cerebro del hombre y el del caballo, debido a que sus procesos evolutivos fueron muy distintos.
Esta diferenciación anatómica y funcional del cerebro del caballo implica que este animal no piensa ni razona como los humanos. Está programado genéticamente para su lugar en la evolución.
Por lo tanto, es necesario entender cuáles son los procesos que sí que se producen en el cerebro equino (ver imágenes 2 y 3).
Foto 2: Cerebro del caballos, se puede ver el escaso desarrollo del lóbulo frontal.
Foto 3: Cerebro del ser humanos: podemos ver mucho mayor desarrollo lóbulo frontal.
Los criterios que sirven para indicar la existencia de facultades mentales superiores, incluido una capacidad básica de razonamiento en animales, son lo siguientes:
- Imitar una conducta motriz, realizada por otro animal.
- Resolver nuevos problemas en el primer intento.
- Encontrar atajos en un laberinto (ubicación espacial).
- La capacidad de formar conceptos abstractos.
En efecto, el caballo no cuenta con ninguna de estas características. Sin embargo, ha desarrollado otras esenciales para su supervivencia, como la repetición de movimientos o generación de hábitos:
- Hábitos que permiten reacciones inmediatas.
- Movimientos estables que solo cambian con el condicionamiento.
- Hábitos que se aprenden con rapidez, algo esencial para escapar de los peligros nada más nacer.
- Procesos que resultan más económicos energéticamente frente a los procesos mentales superiores, que son mucho más exigentes.
Los equinos, por la constitución de su cerebro, son incapaces de tener un pensamiento complejo.
No pueden distinguir entre lo bueno y lo malo. No quieren ni odian como lo concebimos los humanos. Y, por lo tanto, nunca pueden vernos a los humanos como a uno de su especie.
El caballo, en cambio, sí puede sentir miedo. Experimenta emociones y aprende rápidamente a habituarse.
Estas son características evolutivas que debes entender y asimilar antes de realizar una doma acorde a ellas.
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Los instintos de los equinos
La huida
Dentro de los instintos que posee el caballo, tales como la alimentación, la lucha o la reproducción, el instinto de huida es el que más afianzado se encuentra al tratarse de un animal de presa.
Este instinto se pone de manifiesto ante cualquier necesidad de escapar del peligro o librarse de una situación incómoda. Y mientras más practique el animal esta conducta, más se afianzan las conexiones nerviosas que la provocan en su cerebro.
Por lo tanto, este instinto es lo que más afecta al entrenamiento.
Se expresa siempre como una puesta en movimiento de las extremidades. Por lo tanto, el hecho de reducir esta respuesta o detenerla con el entrenamiento, desvinculará estas asociaciones y nos permitirá obtener un caballo que responda a nuestros estímulos de forma certera.
El instinto de huida es muy variable en las distintas razas de caballos. Suele manifestarse mediante la tensión en su cuerpo y musculatura.
Los signos de ligera tensión a los que debes estar atentos son:
- Dorso hundido y tenso.
- Porte más elevado de cuello y cabeza.
- Ojos muy abiertos.
- Ollares más abiertos.
- Cola agitada, más elevada o entre las nalgas.
- Trancos más rápidos y cortos.
Si estos signos persisten pueden aparecer conductas erráticas como:
- Susto, movimientos laterales rápidos.
- Desbocamientos, estampidas y huidas.
- Corcovear, para lo cual el caballo pone la cabeza entre las manos y pega patadas.
- Parada sobre dos patas, en la que el caballo se levanta sobre las patas posteriores.
Todas estas reacciones se deben evitar mediante un correcto entrenamiento (ver imágenes 3, 5 y 6 para ejemplos).
Foto 4: Caballo en instinto de huida, cola agitada y gran acción en sus extremidades.
Foto 5: Caballo en instinto de huida, alzándose de manos, ollares y ojos muy abiertos.
Foto 6: Caballo corcoveando, expulsando al jinete de su lomo.
La jerarquía
Los caballos viven en grupo o manada, lo cual les aporta seguridad. Pero esto también aumenta la competencia cuando se trata de conseguir algún recurso escaso, como el alimento o el apareamiento.
Por esto, dentro de cada grupo existe cierto esquema de jerarquías que se manifiestan como un instinto de dominación de unos sobre otros. El enfrentamiento se manifiesta con exhibiciones y amenazas que no suelen pasar de simples demostraciones y son comunes en los caballos salvajes que viven en libertad.
Ellos saben el lugar que ocupa cada uno dentro del grupo o manada por instinto y se comportan en consecuencia.
Esta cuestión de dominancia y sumisión puede llevar a algunos miembros de la manada a querer saltarse las jerarquías sociales. Algo que muchos entrenadores del mundo hípico han intentado utilizar a su favor durante el entrenamiento.
Ese tipo de educadores plantean que se debe entrenar al caballo para que piense que somos el jefe o líder de la manada (un concepto derivado de la idea de dominancia). Pero esto no es así. Un caballo nunca nos verá de esa manera. No olvidemos que su cerebro es distinto y no nos puede ver como a un igual.
Por ejemplo, cuando un grupo de caballos se asusta y huye en manada, nunca se mueve en la misma dirección en la que lo hace su “líder humano”. El primer problema que tendría esta persona sería alcanzar la velocidad de la manada y mantener la distancia suficiente para no ser atropellado.
Con este ejemplo quiero mostrar de forma irónica que las interacciones entre hombre y caballo no pueden basarse en la idea de que el caballo vea al hombre como un “líder”.
Esta idea de las jerarquías dominantes para entrenar caballos lleva al concepto de que “el caballo debe aprender quién manda y saber qué lugar ocupa.
Un pensamiento que no tiene sustento científico. No ha sido probado que las conductas que surgen de las relaciones entre caballos de una manada puedan replicarse en la interacción del caballo con los humanos.
Distancia de huida
Se trata de distancia de aproximación máxima por parte de un posible agresor que el caballo permitirá antes de emprender la huida. Mientras más se acerque el humano a un caballo, mayor será su tendencia a huir.
Durante el entrenamiento debes evitar que esto se produzca. Si el caballo escapa no hay que echarse atrás, sino dar un paso adelante.
Cualquier maniobra que el caballo intente para alejarse se verá reforzada si el entrenador se aleja y la volverá a repetir en condiciones similares.
En muchas ocasiones el caballo intenta huir, pero como domadores no podemos dejarle expresar esta acción, siempre cuidando la seguridad.
Por ejemplo, si quieres tocar la cabeza, sobre todo en la zona de las orejas o en su frente, el caballo intentará mover la misma en todas direcciones, tratando de que retires tu mano.
En esos casos, debes hacer justo lo contrario. Evita quitar la mano hasta que el caballo se habitúe a ella.
En resumen, si el caballo consigue huir o alejarse, esa conducta quedará reforzada porque ha aliviado la emoción más fuerte: el miedo. Por lo tanto, con solo dos o tres repeticiones quedará grabada de una forma indeleble.
El instinto de manada
El instinto de manada es la tendencia natural de los equinos a vivir y desplazarse en grupos familiares por un determinado territorio.
Este hábito puede ser útil en el entrenamiento de caballos, como por ejemplo, para enseñarles a cruzar un arroyo o pasar por lugares complicados.
Un caballo en solitario tratará de evitar estas situaciones, pero si el resto de los caballos cruza el arroyo o sortea el lugar complicado, el caballo nuevo los seguirá por “instinto de manada”.
Para que esto suceda debe estar muy cerca, prácticamente sobre la grupa de otro caballo. Conforme un caballo se separa de la manada este instinto disminuye.
Una reflexión sobre el caballo
En general, los aficionados a los caballos tenemos un amor especial hacia ellos. Por eso debemos reflexionar sobre lo siguiente:
Cuando amas verdaderamente a alguien, debes aceptarlo tal y como es. Esperar de ellos lo que sí pueden hacer y dejar de exigirles lo que no pueden.
La evidencia científica indica que el caballo no tiene un cerebro capacitado para realizar ningún tipo de razonamiento complejo o básico. Pero sí tiene un cerebro adaptado a su condición de herbívoro gregario y esto le ha proporcionado la capacidad de tener conductas de hábitos. Estas presentan algunas ventajas sobre los procesos mentales complejos y son las que debemos tener en cuenta para que nuestra interacción con ellos no les produzca sufrimiento o malestar.
Algunas ventajas de las conductas de hábito sobre el razonamiento complejo son:
- El comportamiento de hábitos permite reacciones inmediatas, algo esencial para un animal de presa.
- Los hábitos son muy estables y solo los podemos modificar mediante el condicionamiento.
- Los hábitos se aprenden con mayor rapidez, algo importante para especies con la necesidad de escapar desde que nacen.
- El hábito es más económico, en términos energéticos, que la generación de razonamientos complejos y el entendimiento.
Puedes seguir leyendo la segunda parte de este artículo aquí.
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