El caballo y los cambios de estación

Autor: Maribel Estefanell Fecha: 19/05/2023

Nos encontramos en una situación donde cada vez los inviernos son más fríos y los veranos más calurosos. Podríamos decir que las estaciones de primavera y otoño tienden a desaparecer.

Frente a la llegada tanto del verano como del invierno, nos preparamos para adaptarnos y sufrir lo menos posible el calor o el frío.

En el caso de los caballos, a pesar de ser animales de sangre caliente y adaptarse a estos cambios, debemos velar por el bienestar del equino con una serie de acciones.

En este artículo vamos a contarte cómo afecta al caballo el calor y el frío y cómo podemos ayudarle.

Funcionamiento de "termostato" del caballo

El caballo se adapta fácilmente, tanto al frío como al calor, siempre que no baje de los 0°C ni supere los 25°C.

Para poder sobrevivir, un mamífero debe mantener la temperatura corporal interna en un margen muy delimitado. La del caballo es sobre los 38°C. Si supera o baja esta temperatura, el caballo tiene su método para recuperarla.

Es lo que se llama termorregulación.

Pero, ¿cómo lo consigue?

Si la temperatura ambiente está dentro del rango definido, el caballo sólo tiene que abrir o cerrar los vasos sanguíneos de su piel para perder o retener calor.

Profundizando en este proceso, los mecanismos termorreguladores de la piel consisten en 4 factores principales: la piel en sí, el pelaje, las arterias y las glándulas sudoríparas.

Debido a que factores termorreguladores como la piel y el pelaje son aislantes muy buenos que evitan la pérdida de calor y a que los músculos producen calor mediante sus movimientos, es más fácil para los caballos coger calor en invierno que refrescarse en verano o tras un entrenamiento intenso.

Gracias a ese proceso los caballos pueden estar activos todo el año.

Qué pasa cuando el caballo sufre frío o calor intenso

En el caso de superar el rango que permite la termorregulación de un caballo, observaremos unos cambios en el caballo que son importantes de detectar. Veamos ambos casos.

Cuando un caballo es sometido a temperaturas inferiores a 0°C:

• El caballo buscará refugio donde evitar el viento frío o la lluvia, intentando así aumentar su calefacción interna usando más energía.
• El caballo dejará que la temperatura de sus extremidades descienda, de forma que la cantidad de sangre que fluye por ellas sea menor.
• Si hace mucho frío, empezará a temblar.

Cuando un caballo es sometido a temperaturas superiores a 25°C:

• El ritmo cardiaco del caballo aumenta, intentando que circule más sangre a la piel.
• Se abren más vasos sanguíneos en la piel.
• Su ritmo respiratorio aumenta, tratando de bajar así el calor.
• Sudoración extrema, con el riesgo de deshidratarse.
• Su comportamiento es distinto, buscando sombra o caminando sobre el agua.
• Puede sufrir apatía, anorexia y dificultad de movimientos.

El Caballo y el frío

Centrémonos ahora en qué hacer cuando estamos en invierno.

Recordemos que el caballo no sufre del frío como nosotros. Gracias a su pelaje y a su tamaño, es un animal que soporta mejor el frío que el calor.

Puede sobrevivir e incluso prosperar en climas de frío extremo.

El uso de mantas

El uso de mantas ha provocado muchas discusiones, con dos bandos bien diferenciados. Mientras algunos recomiendan su uso, otros consideran que puede interferir el sistema termorregulador del caballo.

Las principales razones por las que se usan las mantas en los caballos es para mantenerlos calientes, secos y limpios.

Los caballos estabulados están menos preparados para el frío que los que se mantienen a la intemperie, por lo que una manta les ayudará a protegerles del frío, pero sin olvidar que un exceso de calor puede acabar en un catarro y conseguir el efecto contrario.

A través de la termorregulación, el animal trata de calentar partes del cuerpo que quedan expuestas al frío, pero en el proceso se sobrecalientan en aquellas partes cubiertas por la manta.

Además, es importante que el caballo reciba suficiente luz solar para generar la vitamina D que le dará más resistencia ósea. Hay que vigilar que las mantas no sean las responsables de recibir poca vitamina D.

La importancia de un buen refugio

Los estudios han demostrado que incluso en climas extremadamente fríos, siempre que se proporciona refugio el caballo podrá regular su temperatura.

Aquellos que sean de piedra atraerán el calor de los caballos mediante un proceso conocido como radiación, de forma que ni siquiera tendrán necesidad del uso de mantas.

Este refugio debe estar bien equipado, limpio y seco. Si son caballos que están en libertad, deben poder acceder a él siempre, de forma que accedan cuando el viento o la lluvia haga su presencia.

La dieta

La producción de calor es mayor en las dietas altas en fibra en comparación con las dietas altas en almidón o en aceite. Hay que considerar la opción de aumentar la energía en la dieta en casos donde la temperatura cae por debajo de los 0°C, especialmente en caballos más delicados como los potros o los de edad avanzada.

Algunos consejos para tu caballo en invierno

Por último, aquí tienes algunas pautas para mejorar el bienestar del caballo frente al frío y la nieve invernal:

• Aunque tenga la protección natural de su pelo, para los caballos más vulnerables, es necesario el uso de mantas que protejan su cuerpo de temperaturas bajas.
• Debemos procurar el alimento del caballo, ya que la nieve tapa los pastos. El heno es fundamental para mantener alto sus niveles de energía.
• Vigila que el caballo disponga del agua suficiente para beber. Con los fríos los bebederos pueden estar congelados.
• El caballo debe tener un cobertizo cerca por si el tiempo empeora.
• Ten acondicionado el establo donde tienes el caballo.
• Si hace un esfuerzo extra es importante luego secarle a fondo.
• Vigila el terreno por el que el caballo camina, si está helado podría provocarle una caída.
• Si tienes que salir con tu caballo en un terreno nevado, engrasa los cascos para que no se deposite la nieve dentro.

El Caballo y el calor

En este caso debemos estar mucho más atentos, pues el calor si afecta mucho al caballo.

Mientras que, frente al frío, el caballo es más fuerte que nosotros, cuando se trata de afrontar altas temperaturas la situación es al contrario.

Pensemos que su masa muscular es mayor y la proporción de músculos que se requieren durante el ejercicio es más elevada que en el caso de las personas. Además, cuando un caballo suda para refrescarse sólo el 25% de este sudor les ayuda, siendo más peligroso la posibilidad de sufrir deshidratación.

Asi es, una de las consecuencias más graves que puede sufrir por un golpe de calor es la deshidratación.

Un caballo en reposo y en temperaturas medias y que se alimente de pienso y forraje debe beber de 5 a 6 litros por cada 100 kg de volumen de cuerpo. Es decir, un caballo de 500 kg debe beber entre 25 y 50 litros al día.

Si el caballo hace ejercicio y cuando las temperaturas son altas, estas cantidades aumentan.

Para comprobar si tu caballo está deshidratado tienes varios métodos:

• Pellízcale en el cuello y observa si la piel recupera su forma.
• Observa sus mucosas orales, deben tener una tonalidad rosa claro y estar húmedas.
• Observa el color de la orina, si es oscura es que está deshidratado.
• Controla si su respiración está acelerada, lo normal sería 20 respiraciones por minuto.

Algunos consejos para tu caballo en verano

Ante una posible situación de golpe de calor de tu caballo debes actuar rápidamente.

Aquí tienes algunos consejos:

• Pon tu caballo en un lugar a la sombra, como por ejemplo debajo de un árbol o en un granero.
• Rocía al caballo con agua fría. Es el método más efectivo para reducir la temperatura corporal. Y no le provocará calambres, cuanta más agua fría usemos, mejor.
• Aplícale hielo por la cabeza y garganta del caballo, donde están los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro.
• Cualquier otro método de enfriamiento que se te ocurra es bueno como, por ejemplo, acercarle un ventilador.
• Si tienes electrolitos en polvo, puedes agregar una cucharada en el cubo de agua. Pero nunca le administres medicamentos, podrían afectar a sus riñones.

Conclusiones finales

El caballo es un animal de sangre caliente que se adapta fácilmente a cambios de temperatura ambientales. Su sistema de autorregulación térmica es muy sofisticado y perfecto.

La temperatura corporal de un caballo es un equilibrio entre la cantidad de calor que se produce y la cantidad que se pierde.

Sin embargo, por el bienestar de nuestro animal, es importante estar atentos y realizar una serie de acciones para prevenir tanto un golpe de calor como un enfriamiento excesivo.

Esperamos que estas pequeñas explicaciones te sean de utilidad para mantener a tu caballo en perfecto estado físico.

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